Texto por Rosa Escobedo (RossVanRous) Fotografías cortesía de Erick Padrón
Como fan del metal y como periodista de música, en ocasiones es difícil separar nuestro gusto y amor por las bandas de algunos detalles que a veces pueden llegar a ocurrir en los eventos; sin embargo, más allá de las dudas que se han generado alrededor de la promotora Music Vibe, el evento de Kerry King con Amon Amarth, fue sin dudas un muy bien concierto en donde quizás los más lamentable fue que el venue no se llenó.
Ojo, qué el evento no fuera un sold out no quiere decir que el concierto no fuera un éxito y a éxito me refiero a la gran calidad, pasión y entrega que tanto Kerry King como Amon Amarth dieron la noche del 6 de noviembre en la Arena CDMX.
Arrancando la noche con trash metal a cargo de Kerry King, pasaron un par de cosas; la primera la melancolía o nostalgia de poder ver a Slayer de nuevo en los escenarios que gracias a King porque escuchar Disiple y Raining Blood en vivo es una cosa tremendamente hermosa que logró llenar ese huequito de nostalgia en nuestros corazones metaleros.
En segundo lugar, la energía que desataron entre el público, que si bien el venue se sentía algo vació, a la agrupación como a el público no le importó en los más mínimo para entregarse al poder del trash, a la entrega de todos los músicos en donde la maestría de Kerry en la guitarra y la poderosa voz de Marc Osegueda nos causaron un mind blowing durante toda su presentación.
No está de sobra mencionar que para los y las amantes del trash metal, el proyecto de Kerry King es uno de los que deben estar presentes en el radar.
Pasando a la corona de la noche, corona vikinga, acompañada del cuerno para beber, escudos y espadas listas para llevar a todo el ejercito (el público) a la batalla para cruzar al Valhalla, Amon Amarth no escatimó en nada para dejarnos con la boca abierta y hacernos sentir vikingos.
Guardians of Asgaard, fue lo primero que sonó seguido de que las luces se apagaran por un instante y nos dejaran asombrados con la impresionante escenografía, fuego y la poderosísima música, ¿así o más inspirador para ir al Valhalla?
Pues si querían más, depues de ello Johan Hegg se paró al frente del escenario para saludar al público “Buenas noches Ciudad de México, cómo están cabrones” palabras que nos hicieron retumbar con su potente y sorprendente voz, voz que estuvo limpia de principio a fin entre canciones y palabras.
Si bien los integrantes de Amon ya no son tan jóvenes, creame que la energía de todos ellos siempre se mantuvo arriba durante todo el concierto. Compromiso con su música y su audiencia, sin duda creo que es lo principal para ellos en sus conciertos.
Pasando del campo de batalla con guardias de piedra, guerreros y guerreras con escudo y espada, el dios Loki queriendo hacer de las sullas, llegando a los mares para conquistar tierras nos guiaron en su famosa remada, momento esperado por muchas personas incluidas su servidora, sentados en el suelo remando al ritmo de la música, para acercarnos al final de la batalla.
Si se estaban preguntando por el set list les puedo comentar lo siguiente, todo el set de Amon Amarth está tan bien planeado que hace un recorrido por todo su material, de tal manera de los fans de antaño como los más recientes salgan muy felices de sus conciertos; cosa que puedo afirmar tras finalizar el concierto ir escuchando y platicando con la gente acerca de lo recién vivido.
Llegamos al Ragnarök con la presencia del Jörmungandr, literalmente estaba ahí en el escenario, lo que significaba que la batalla estaba por llegar al final y el Valhalla estaba listo para recibirnos. La batalla final no podía ser ni más ni menos que con Twilight of the Thunder God sonando de fondo, en donde Heeg levantó en Mjölnnir y el trueno del dios Thor se iluminó la Arena CDMX.
Grandes músicos comprometidos con su trabajo que compartieron su música y su cariño al público, créame que eso es algo que se siente y se aprecia bastante, tremendas voces, excelentes riffs y baterías, pirotecnia y la cereza visual con la escenografía. Un concierto que de principio a fin nos tuvo en sus manos y nos llevó en su corazón vikingo.
Tanto Kerry King como Amon Amarth, conectaron con la audiencia y fue muy evidente lo mucho que disfrutaron de tocar para el público en México. Con mucho cariño y respeto interactuaron y se despidieron del escenario agradeciendo por la experiencia.
Esperemos que gracias a este concierto pasen dos cosas: la primera que la calidad de los conciertos de metal siga así de buena y que la gente empiece a confiar más en este tipo de eventos.
Precisamente por la buena ejecución en la producción, la increíble presentación de ambas bandas así como de la experiencia en general es que me atrevo a decir que lo terrible del concierto es que este no tuviera más audiencia.