Texto: Adrián Iturralde / Fotos: Cortesía PYPER (@davidbarajas)
Es jueves 4 de Abril del 2024, las 2:04 p.m., y yo estoy sentado en el escritorio de mi chamba tranquilamente, hasta que de repente, recibo uno de los mejores audios de WhatsApp que me han llegado en la vida:
“¿Qué hay Adrián? Buenas tardes, ¿Cómo estás? Oye, ya me confirmaron tu asistencia como reportero para el show de Mitski esta noche, y ahorita te paso los datos, voy a confirmar tu nombre”
Desde que escuché el “Ya me confirmaron…” fue tanta la emoción que salté de mi asiento y suspiré fuertemente, tratando de ahogar el grito, pero aún así, mis compañeros de trabajo cercanos a mi escritorio no pudieron evitar observarme, evidentemente estaba emocionado.
Me disculpé con uno de ellos por la distracción y el ruido que ocasioné, y le comenté que es porque me habían confirmado de algo que me emocionó mucho y no podía contenerlo, eso era todo… A lo cual en tono de broma me pregunta: “¿Vas a hacer papá?”.
Nos carcajeamos fuertemente ante el chiste hasta que llegó nuestro jefe para regañarnos y decirnos que continuemos nuestro trabajo en silencio, lo cual hice mientras que por debajo del escritorio continuaba pataleando de la emoción.
Este es solo 1 de los múltiples valores y enseñanzas que la música y letras de Mitski han estado impartiendo en sus fans durante ya casi 12 años desde que salió su álbum debut: Si vas a sentir algo, sientelo al máximo… Y con esa emoción, energía, felicidad, estado de shock y nerviosismo, es que terminando mi trabajo, me encaminé al Teatro Metropólitan para presenciar, el 1er show en solitario en México, de una de mis artistas favoritas en la vida.
Las calles rebosaban de en su mayoría, de lindas jóvenes, con los vestuarios y maquillajes más hermosos que había visto ya hace un rato; algunas llevaban corsets, otras vestidos, y claro, en todas ellas, se implementaban colores e imágenes que resuenan y se empalman a los álbumes de estudio de Mitski.
Una vez dentro del Teatro, sentado en mi lugar, y siendo ya las 9:00 p.m., a solo 5 minutos de que empiece el show, volteaba a mi alrededor, contemplando el Teatro y sabiendo que sip, mejor lugar para presentar a Mitski no podía haber; porque un show en vivo de Mitski es más que solo un concierto, ya que es ella de las pocas artistas en el mundo que llevan a cabo casi todas las ramas del arte sobre el escenario aparte de la música, de los cuales destaco la escenografía, la danza y el teatro, y son estos los que ella lleva a otro nivel durante sus presentaciones.
Para ponerte ejemplos, mejor empecemos con el show: Las luces se apagaron, y hay una cortina gigantesca roja tapando parte del escenario, justo, como las que se usan para los shows de teatro; Mitski, después de salir, y revisarla casualmente por fuera mientras canta una versión country de “Everyone”, logra entrar y se empieza a proyectar su enorme silueta sobre la cortina, y al terminar la canción, esta cae y es donde realmente uno siente que está presenciando a Mitski en persona por 1ra vez durante esta noche.
Todavía, mientras uno intenta procesar la vista de aquella divina mujer, inmediatamente empieza el ritmo de “Buffalo Replaced”, icónica canción de su más reciente álbum por el cual la artista se encuentra en tour actualmente y pudo visitar México: “The Land Is Inhospitable And So Are We”.
El escenario es impecable: Las luces rebozan colores, patrones y formas que seguían al pie de la letra los ritmos que nos proporcionaron los músicos de la artista. Todo es en vivo, un total de 8 músicos sobre el escenario, cada uno multi instrumentalista. Mitski lleva a cabo su acto sobre una plataforma circular justo en el centro, mientras a parte de cantar, deja en claro su enorme talento como bailarina.
Las coreografías, que en su mayoría pertenecían al estilo de danza contemporánea, implementaron el uso de dos sillas, las cuales Mitski movía y posicionaba a su placer sobre todo el escenario para crear asuntos, escenarios e imágenes que claro, resonaban con las crudas letras que ella cantaba en el momento; a veces las sillas estaban separadas, a veces una a lado de la otra, y en otras una encima de la otra; a veces Mitski estaba sobre la sillas, y por qué no? En otras, debajo de ellas.
Antes de continuar el setlist con «The Frost», Mitski se tomó un pequeño descanso para contemplar su vista: Las 3,165 butacas del Teatro Metropólitan, completamente llenas, de sus más fieles fans mexas, y con un español casi perfecto, Mitski empezó a interactuar con nosotros y darnos la bienvenida al tour.
Muchos artistas tienden a aprender las palabras básicas del español para agradecer a sus fans latinos su asistencia, muchos otros incluso llegan a hacerse apuntes cuando quieren dar un mensaje en especial, y está bien, es lindo… Pero el español de Mitski fue algo muy hermoso de presenciar, porque se había notado que llevaba mucho, pero mucho tiempo practicando, porque aparte de pronunciar bien las palabras, Mitski realmente estaba improvisando sus líneas sobre el escenario.
Personalmente, sentí muy lindo y reí mucho cuando Mitski preguntó en español: «¿Hay padres en el público acompañando a sus hijos?» y apuntó a algunos cuantos que levantaron la mano; después de darles la bienvenida, Mitski procedió a decirles: «Ésta es la música que sus hijos escuchan, ¡que miedo!, ¿no?».
Una fan aprovechó un momento de silencio para gritar: «¡Esto es mejor que ir a terapia!» y el Teatro entero estalló en carcajadas.
Volviendo al tema, Mitski, después de presentar varias de sus canciones de sus álbumes más recientes, nos emocionó al darnos en vivo algunos de sus mayores éxitos de la década pasada, los cuales son los que la posicionaron como la leyenda de la música que es ella hoy en día; hablo de canciones como «I Bet on Losing Dogs» y «First Love/Late Spring», entre otras, y fue con estas canciones que por 1ra vez se pudo contemplar la magnitud de toda la gente que estaba presente en el Teatro, cuando todos y cada uno de estos 3,165 asistentes se pusieron a cantar en conjunto, aquellas letras.
Lo había comentado anteriormente, pero vale la pena repetirlo a este punto del setlist: Una de los detalles que más destacaron durante el concierto fue la iluminación, y se merecen un reconocimiento enorme aquellos ingenieros que se hayan encargado de ésta, porque aparte de darnos unas visualizaciones e imagenes increíbles sobre el escenario, lograron algo que nunca en mi vida había visto en otro concierto: Hacer de las luces un personaje más en el escenario.
Habiendo realizado algunas preguntas a ciertos fans al haber terminado el show, muchos de nosotros llegamos a la misma conclusión: Uno de los momentos más hermosos y conmovedores del concierto fue durante el outro de «Heaven» (una personal favorita de su servidor), cuando Mitski «tomó de los hombros» a una luz cenital que provenía del techo del escenario, y empezó a bailar lento, y de maner romántica con ella.
Esto nunca antes en mi vida lo había visto, o si quiera haber podido imaginar, y es por este y más momentos así, como por ejemplo, cuando durante «My Lover Mine All Mine» (el mayor éxito a la fecha de su más reciente álbum), una figuras de cristal bajaron del escenario, rodeando a Mitski y reflejaban las luces sobre el escenario, a diversas partes del Teatro, es que muchos de los presentes aquella noche, incluyéndome, no podíamos parar de llorar.
El concierto por fin llegó a su fin con 2 de los mayores éxitos del álbum «Be the Cowboy», los cuales fueron «Nobody» y «Washing Machine Heart», y entre saltos, sonrisas, y un Dr. Simi aventado con éxito sobre el escenario y tomado por la mismísima Mitski, es que esta se retiró tras bambalinas.
Aún falta mucho para que acabe el año, y muchos conciertos más los cuales vivir durante este igual… Pero este show de Mitski, muchos de los presentes, y muy probablemente yo también, será el concierto que más recordaremos con cariño, durante este 2024, y sean muy afortunados todos aquellos que aún están por vivirlo en estas dos fechas restantes, el 5 y 6 de Abril. Nos vemos pronto Mitski, vuelve pronto por favor.
Reseña dedicada a Jess y Esme, gracias por inculcar la música de Mitski en mi vida – Con mucho amor, Adrián Iturralde.