Texto Rosa Escobedo @RossVanRous
El próximo martes 26 de marzo en el Teatro Metropólitan tendremos la presentación de Placebo, cosa que nos tiene muy emocionados, a pesar de haberlos visto el año pasado en el Palacio de los Deportes.
Desde hace tiempo Placebo viene manejando una política de no celulares durante los conciertos, pidiendo al publico mantenerlos guardados para no estar sacando videos o fotos durante la presentación, esto con la finalidad de disfrutar el presente y para no incomodar, estorbar a las demás personas con la pantalla de los teléfonos.
Petición que se hace presente en todas sus presentaciones, mis que ha generado distintas opiniones.
Aquí en México pudimos verlo tanto en su presentación más privada en el Lunario del Auditorio Nacional, así como en el Palacio de los Deportes. En ambas hubo personas que lo siguieron al pie de la letra y como no es sorpresa, otras no, por un lado en el Lunario fue un poco más fácil tener control de ello debido a lo pequeño del lugar, contrario del Palacio.
Con lo cual me hace pensar que qué tanto es que podemos respetar una simple indicación de una banda de la que somos fans o nos encanta muchísimo, hay personas que argumentan que es la primera vez que les ven o que no saben cuando volverán y quizá por ello es que este año regresan con un concierto al Metroólitan.
Lo más decepcionante de la gente que no es capaz de no grabar durante todo el concierto es que justo estas personas son quienes propicien que las bandas o artistas tomen medidas más «radicales» a razón de como lo dice el mismo Molko «Eso hace que sea muy difícil conectar con ustedes» entonces solo es cosa de ponerse a pensar lo frustrante que eso resulta para una persona de la que se supone admiras, respetas.
Entiendo lo complejo y lo tentador que es querer guardar un pequeño momento en la memoria de tu dispositivo móvil, pero seamos muy muy honestas, honestos ¿Cuántos de eso videos son vueltos a ver y cuántas veces?, ¿Realmente es para mí o para mostrar en redes que haz asistido?
En realidad es todo un tema que se puede seguir abordando, pero seguro será complicado llegar a acuerdos; sin embrago, esperemos que cada vez más la gente se preste a disfrutar el momento conectando realmente con sus artistas favoritos y que ese recuerdo sea completamente sensorial ligado a las emociones del concierto.