Lila Downs y su fiesta para el día de muertos en el Auditorio Nacional

Nota y fotos por Rosa Escobedo (RossVanRous)

El Auditorio Nacional se convirtió en un recinto naranja con calaveras y catrinas transeúntes listas para celebrar y recibir a todas nuestras personas difuntas, llamadas de regreso por el color y aroma de la flor de cempasúchil así como el incienso; por las luces de las velas en las ofrendas y las luces del escenario; llegarían bailando con el ritmo de la música tocada por la banda y cantando detrás de la voz de Lila.

Arrancando con una intro de un tren en las vías, aparece Lila con un traje alusivo al día de muertos y tras los gritos del público empieza a cantar.
“Bienvenidos, vamos a celebrar esta noche para nuestros difuntos, mi querido México. Esta también es una noche para mi querido difunto esposo…”

Estas fueron las palabras que dirigió al público después de la primera canción, mientras se acercaba a la afrenta que estaba colocada en el escenario.

Lila siempre ha sido una mujer que lleva impregnado a México en todo su ser, desde el interior al exterior, y esa noche de día de muertos no fue la excepción. Se sintió tal cual como una gran fiesta de recibimiento a nuestros seres queridos que ya pasaron al otro lado, fue como estar en el cementerio o en los desfiles.

Después de cantar «Clandestino», «Conjuro», «Fuiste Feliz», «La Curación», «Toda la noche» y «Mandingo», Lila se retiró unos momentos del escenario para ceder su lugara a Isaac Montijo quien interpretó dos canciones “Dime Dime” y “La Coraseca”

Durante todo el concierto Lila estuvo acompañada de músicos en el escenario y constantemente por un grupo de baile, quienes se encargaban de amenizar visualmente las canciones de Lila.

Tres fueron las personas invitadas a cantar con ella, el primero de ellos fue el ya mencionado Isaac Montijo, Amandititita cantando “Sola Sola” y finalmente Sara Curruchich chica Maya de Guatemala con quien cantó “La Cumbia del Mole”.

En estos tiempos hay que rendirle homenaje a nuestras raíces indígenas, por que de ellos es quienes tenemos todo lo que poseemos actualmente, por ello  vamos a cantarles unas canciones para rendirle homenaje a todos nuestros ancestros y nuestras raíces,  para ello tenemos a una invitada muy especial, ella es maya  démosle la bienvenida a Sarita Currichich. Fueron las palabras de Lila antes de que empezara La Cumbia del Mole.

Obviamente no podía faltar la mención por Oaxaca y presentar una botella de mezcal de la cual compartió con los muertos vertiendo un poco en el suelo y después brindando con ellos y el público y con ellos la canción “Mezcalito”.

Dos despedidas tuvo Lila, dos salidas del escenario para volver a aparecer en él, para seguir cantando, para seguir en esta fiesta folklórica con cumbia, salsa, sones de Guerrero, quebradita y banda.

Justo en estas últimas canciones y después de su primera despedida, a su regreso fue cuando ahora sí todo el mundo se levantaba de sus asientos para ponerse a bailar las canciones más icónicas y bailables de su repertorio.

Para ese regreso el escenario se llenó de calaveritas que colgaban desde el paso de gato, poniendo más en tono el regreso de nuestros seres queridos.

«Cruz de Olvido», «Viene la muerte echando rasero», «La llorona», «Son del Chile Frito» formaron el primer encore, Lila agradeció la presencia de todas las personas, dio un saludo especial para sus fans “Los Pecadores” y las cosas quedaron oscuras, pero de la poca luz aún se alcanzaba a ver a los músicos en el escenario mientras la gente gritaba “otra, otra, otra” y así fue, una  más para ahora sí cerrar y despedir a la gente.

«Cariñito», esa fue la canción con la que nos iríamos cantando y bailando, canción con la que todas las personas que participaron en su concierto salieron al escenario, para dar por concluida esa fiesta la cual daría pie para que fuéramos a casa a encender nuestras veladoras, poner la comida en el altar y cantarles cariñito a nuestras personas difuntas quienes nos visitarían esa noche.

Lo he estado diciendo desde el principio, fue una fiesta folklórica mexicana de día de muertos donde hasta la persona más sería o menos bailadora sacaría su lado más folki y se uniría a alguien que estuviera muy en el ambiente fiestero.

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